Por el Reverendísimo Michael C. Barber, SJ Obispo de Oakland
La gente me pregunta: “Obispo, ¿cuándo va a reabrir nuestras iglesias para misas públicas?”
He recibido de nuestros feligreses muchos correos electrónicos y cartas hermosas y respetuosas, expresando su gran anhelo de ir a misa y recibir a Nuestro Señor en la Sagrada Comunión. Una señora se me acercó en la Catedral, cuando reabrimos las puertas para una oración privada después de una misa dominical que transmitimos en vivo. Con una mascarilla que tapaba su nariz y boca, se arrodilló y rogó recibir la Sagrada Comunión.
Mi respuesta: reabriré las iglesias para la misa en nuestra diócesis cuando sea seguro hacerlo.
Entiendo el deseo sagrado y profundo de unirnos para adorar al Señor en el Santo Sacrificio de la Misa y recibir Su Cuerpo y Sangre en el Sagrado Sacramento. Pero no quiero poner a las personas a un riesgo de enfermedad e incluso de muerte al exponerlas innecesariamente al coronavirus.
Para tomar mi decisión, estoy siguiendo los consejos de un católico devoto que es médico y contralmirante en el Servicio de Salud Pública de Estados Unidos. También sigo los consejos de la USCCB (Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, por sus siglas en inglés) y del Instituto Thomistic, que ha reunido a un equipo de expertos en medicina, ciencia, salud pública y los sacramentos y la liturgia, para dar pautas sobre cómo administrar de manera segura y con un riesgo mínimo la Sagrada Comunión y los sacramentos.
Esto no significa que podamos volver de inmediato a lo que estábamos acostumbrados. Estamos visualizando un enfoque gradual, por fases: limitar la asistencia, observar el distanciamiento físico en los asientos, limpiar las bancas después de cada misa, distribuir cuidadosamente la Sagrada Comunión sin tocar a quien recibe la Comunión, etc. También estamos explorando celebrar la misa al aire libre, como se hizo durante la epidemia de la gripe española de 1918.
En cuanto a la situación política, los obispos católicos de California están trabajando con la Oficina del Gobernador, en Sacramento. La última vez que le escribimos al Gobernador Newsom, expresamos que sería muy doloroso para las comunidades religiosas de California presenciar un proceso de recuperación en el que las grandes tiendas minoristas y los edificios de oficinas estén abiertos en los próximos meses, pero que el culto público aún esté prohibido, como se ha recomendado. Como obispos, creemos que esto sería injusto y contraproducente para la reconstrucción de California.
A nivel de ciudad y condado, estoy trabajando con una coalición ecuménica de 37 pastores de iglesias protestantes en Oakland para dialogar con el alcalde y la junta de supervisores del Condado de Alameda.
Mientras tanto, continuamos transmitiendo en vivo misas diarias y dominicales. Algunos pastores están dando la Sagrada Comunión fuera de la Misa, siguiendo estrictas pautas de seguridad. Yo participé en un servicio dominical en un estacionamiento en la parroquia de Santa María, en Orinda, que incluyó Exposición del Santísimo, Liturgia de la Palabra, homilía y Bendición del Santísimo Sacramento. Había alrededor de 90 autos en el lote y los feligreses estaban muy agradecidos.
Otro pastor ha comenzado la preparación para la Primera Comunión, invitando a tres niños y sus padres a asistir a misa todos los días por la tarde, guardando su distanciamiento físico, etc. Tardará alrededor de seis semanas en completar esta clase de preparación.
El fin de semana pasado realicé una ordenación al diaconado para los frailes franciscanos capuchinos, con solo 10 asistentes y una transmisión en vivo. Hay alternativas creativas que podemos implementar para adorar a Dios con seguridad y practicar nuestra fe, hasta que podamos reabrir por completo.
Mientras tanto, hemos pospuesto nuestras Ordenaciones diocesanas al Sacerdocio, originalmente programadas para este 29 de mayo, hasta el sábado 5 de septiembre a las 10 a.m., en la Catedral. También hemos pospuesto el Congreso Eucarístico Diocesano de este verano, hasta la Fiesta de Corpus Christi, el 6 de junio de 2021. Hasta el momento, todavía planeamos ordenar a nuestros diáconos de transición el sábado 8 de agosto, pero aún no está claro a cuántos podremos invitar para que asistan.
Así como ir a Safeway es esencial para la salud de nuestros cuerpos, ir a misa y recibir la Comunión es esencial para la salud de nuestras almas. Trabajadores de la salud en particular me han escrito diciendo que necesitan recibir la Sagrada Comunión para recibir la fuerza espiritual y poder realizar su trabajo esencial de salvar vidas.
El trabajo caritativo de la Iglesia continúa a través de nuestras cocinas y comedores comunitarios de San Vicente de Paúl, despensas de alimentos, el trabajo social de Caridades Católicas y el alcance del Obrero Católico a las personas sin hogar. Estoy presionando por el día en que podamos reabrir nuestras iglesias de manera segura y poder participar en la adoración divina, para que podamos amar a Dios con el mismo fervor con que actualmente amamos a nuestro prójimo.